Un buen documento divulgativo o de información para la salud tiene en cuenta el público al que va dirigido. Debe ser claro, conciso, bien estructurado, con un contenido comprensible y de fácil lectura. Debe usar lenguaje llano (evitar palabras técnicas) y tipografías de cuerpo grande (letras grandes). También debe ser atractivo a la vista: las ilustraciones son relevantes para acompañar y explicar mejor el texto. Por último, debe figurar la autoría y la fecha de impresión / revisión o publicación.